Las escenas del 8 de enero de 2023 les resultaban conocidas a la audiencia de Estados Unidos y de todo el mundo. Personas con los colores de su país y banderas de su nación traspasaban barreras policiales, rompían ventanas e ingresaban de manera ilegal a edificios del gobierno. A muchos, esto les recordó el ataque al edificio del Capitolio en Estados Unidos el 6 de enero de 2021. Sin embargo, no estaba pasando en Washington D. C., en Estados Unidos. Estaba pasando en Brasilia, en Brasil.
En noviembre, en Brasil, hubo elecciones. El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, conocido como Lula, le ganó al presidente Jair Bolsonaro y volvió a convertirse en presidente. Fueron elecciones muy reñidas y disputadas al extremo. Al igual que el presidente Donald Trump en Estados Unidos, Bolsonaro no aceptó los resultados de las elecciones. Dijo que Lula había hecho trampa y que los resultados de algunas máquinas de votación no debían tenerse en cuenta. Sin embargo, Bolsonaro no presentó ninguna evidencia convincente. Los tribunales de Brasil decidieron que Lula había ganado limpiamente y la elección fue ratificada [se hizo oficial]. Lula se convirtió en presidente y Bolsonaro viajó a Miami, Florida.
Los que apoyaban a Bolsonaro siguieron protestando contra la elección. Planificaron una protesta enorme en la que exigían que Lula renunciara. El 8 de enero, llegaron 100 autobuses con manifestantes a Brasilia, la capital de Brasil. Los manifestantes se metieron por la fuerza en las sedes de los tres poderes del gobierno brasilero: el edificio de la Corte Suprema, el palacio presidencial y el Congreso Nacional. La protesta se había convertido en disturbios. Era domingo, por lo que no había muchas personas en los edificios. Lula estaba en la ciudad brasilera de San Pablo en ese momento.
La multitud cometió vandalismo en los edificios: entre otras cosas, se dañaron valiosas obras de arte. Allí, había solo 365 militares, que no pudieron contener los disturbios. El gobierno envió a casi 3,000 oficiales más para que dispersaran [separaran] a la multitud. Arrestaron a cerca de 400 manifestantes. Jair Bolsonaro condenó los disturbios desde Miami y habló a favor de manifestaciones pacíficas. Lula prometió castigar a los responsables. Llevará mucho tiempo restaurar el orden en Brasil.
Y tú, ¿qué piensas? Últimamente, a las personas les cuesta aceptar los resultados de las elecciones, sobre todo cuando pierden los de su lado. ¿Qué se puede hacer para ayudarlas a confiar en los resultados de las elecciones?
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