El viernes 18 de septiembre de 2020 murió la jueza de la Corte Suprema Ruth Bader a la edad de 87 años. Pasó su admirable vida trabajando sin descanso para que todas las personas reciban un trato igualitario ante la ley.
De joven, Ruth Bader Ginsburg quería ser abogada. Cuando asistió a la facultad de leyes, sufrió discriminación de género, un trato desigual debido a su sexo. Había personas que decían solo debía haber abogados hombres y que Ruth Bader Ginsburg quería “tomar el lugar de un hombre”. Al graduarse de abogada, ¡fue la mejor alumna de su clase!
Después de graduarse de la facultad de leyes, Ruth Bader Ginsburg trabajó como profesora de leyes. También trabajó para el Proyecto de Derechos de la Mujer. Este proyecto quería cambiar las leyes injustas que no permitían que se trataran a todos por igual. Muchos estados tenían leyes que limitaban lo que podían hacer las mujeres y hasta había trabajos que les estaban prohibidos. Ginsburg presentó casos ante la Corte Suprema y así pudieron modificarse algunas de esas leyes. Poco a poco, las mujeres comenzaron a ser tratadas con mayor igualdad ante la ley. Ginsburg explicó ese progreso de esta manera: “La frase de la cláusula de protección igualitaria de la Decimocuarta Enmienda ‘tampoco podrá ningún estado negar a persona alguna la protección legal igualitaria‘… Bueno…’persona alguna’ incluye tanto a mujeres como a hombres. Y la Corte Suprema finalmente abrió los ojos a la realidad…”
Después del éxito del Proyecto de Derechos de la Mujer, Ginsburg fue elegida para trabajar como jueza. Trabajó en la Corte de Apelaciones de Estados Unidos por el Distrito de Columbia durante trece años, hasta 1993. Luego, el presidente nombró a Ginsburg como jueza de la Corte Suprema de Estados Unidos. Ella fue la segunda mujer en ocupar una posición en la Corte Suprema. Ginsburg fue una jueza reflexiva y creía que los cambios sociales más importantes deberían provenir del Congreso y las cámaras legislativas, y no de los juzgados.
Ginsburg siguió apoyando los derechos y la igualdad de la mujer como jueza de la Corte Suprema. Pero no siempre tuvo éxito. A veces, los otros jueces de la Corte Suprema dictaban una resolución y Ginsburg discrepaba, o decía que estaba en contra. Ella sentía que sus discrepancias podrían ser útiles en el futuro si la Corte Suprema volvía a tomar decisiones sobre temas parecidos. “Algunas de mis opiniones favoritas son las opiniones discrepantes”, dijo Ginsburg. “No llegaré a ver en vida lo que pase con ellas, pero mantengo la esperanza”.
La jueza Ginsburg dio este resumen de su interés permanente por la igualdad: “Yo sí que nací con buena estrella, porque si se ponen a pensar en mi vida, yo me gradúo de la facultad de leyes. Mis notas son las mejores. En toda la ciudad de Nueva York no quiere contratarme ni un bufete de abogados. Termino siendo profesora. Eso me dio tiempo para dedicarme al movimiento para lograr un equilibrio entre los derechos del hombre y de la mujer”.
Y tú, ¿qué piensas? Ruth Bader Ginsburg ayudó a hacer cambios en las leyes, que perdurarán mucho más que su vida. ¿Por qué buenas causas quieres trabajar en tu vida?
Photo Credit: Source: Steven Petteway, Collection of the Supreme Court of the United States