Los científicos miden la fuerza de los huracanes teniendo en cuenta la velocidad de sus vientos. Los clasifican en cinco categorías distintas de acuerdo con la velocidad de sus vientos. Por ejemplo, un huracán de categoría 4 tiene vientos de 130 a 156 millas (209 a 251 kilómetros) por hora. Los vientos de esta velocidad pueden derribar casas y edificios. Por esa razón, es posible que mucha gente se haya alegrado al oír que un huracán de categoría 4 que se acercaba a Carolina del Norte y del Sur sería solo una tormenta de categoría 1. Pero las categorías de huracanes no toman en cuenta otro aspecto perjudicial de los huracanes: el agua.
Durante los días siguientes, cayeron 8 billones de galones (30,2 billones de litros) de agua sobre Carolina del Norte. Mucha gente tuvo que evacuar [dejar un lugar por razones de seguridad] sus hogares. Fue la inundación más grande que haya afectado la costa este de los Estados Unidos. Y fue la segunda tormenta con más lluvias en la historia de los Estados Unidos. La tormenta con más lluvias tuvo lugar el año pasado, cuando el devastó Texas y Luisiana.
A pesar de que ha dejado de llover, el peligro continúa. Las grandes cantidades de agua de lluvia que traen los ríos amenazan con inundar más localidades a su paso. También transportan bacterias [pequeños organismos que causan enfermedades] desde las granjas y sustancias químicas dañinas desde las centrales eléctricas.
Las Carolinas tardarán mucho en recuperarse del huracán Florence. En todo el país hay gente que está brindando ayuda. Más de 6.000 miembros de la Guardia Nacional están ayudando a las víctimas de las inundaciones. Hay voluntarios que suministran comida y refugio, y hasta rescatan mascotas.
Y tú, ¿qué puedes hacer? Investiga sobre organizaciones caritativas que ayudan a la gente afectada por el huracán Florence. Considera hacer una colecta en tu escuela o tu localidad a beneficio de los afectados por el huracán Florence.
Photo Credit: NASA