¿Alguna vez has visto cómo funciona una impresora 3D? Es fascinante. La impresora deposita capa tras capa, una encima de otra, y ante tus ojos toma forma un objeto tridimensional detallado.
En tan solo unos años, la impresión 3D se ha vuelto mucho más accesible para el ciudadano medio a medida que los precios han bajado. De hecho, hoy en día existen impresoras 3D que son sólo para niños.
3D significa tridimensional. Esto quiere decir que el objeto impreso tiene largo, ancho y alto. Las impresoras con las que la mayoría de nosotros estamos familiarizados imprimen tinta sobre papel. Las impresiones son planas o bidimensionales. Tienen largo y ancho. Las impresoras bidimensionales pueden imprimir texto, dibujos y fotografías, pero no pueden imprimir objetos como juguetes.
Los materiales que utilizan las impresoras 3D suelen ser: plástico, resina o metal. Cada capa que se imprime es muy delgada, pero las capas se imprimen una encima de otra repetidamente para darle altura al objeto.
Los pasos básicos de la impresión 3D son: modelar, cortar e imprimir. Durante la etapa de modelado, se utiliza un software para crear un plano tridimensional en una computadora. Durante la etapa de corte, el programa de software corta el modelo en capas horizontales, o rebanadas. Luego, se imprime el objeto, una rebanada a la vez.
La impresión 3D tiene muchos usos. Con frecuencia se utiliza para crear objetos únicos. Por ejemplo, los científicos podrían usarlo para crear un modelo del esqueleto de un dinosaurio para un museo. Pero los tipos de objetos que se pueden fabricar son infinitos. Con una impresora 3D se pueden imprimir juguetes, herramientas, chocolates e incluso órganos.
¿Qué puedes hacer? ¿Cómo usarías una impresora 3D para ayudar a las personas?
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