Desde 1957, el ser humano ha estado enviando objetos al espacio, como naves espaciales y satélites. Cada vez que se envía un objeto al espacio, se desprenden de él pequeños trozos. A veces estos trozos se liberan al espacio a propósito. Otras veces se desprenden pequeños trozos de vehículos espaciales por accidente. Estos trozos suelen ser objetos pequeños, como diminutas placas de metal o restos de pintura. Los trozos que se desprenden de un objeto espacial quedarán atrapados en la órbita terrestre y seguirán girando alrededor de la Tierra. A estos pequeños trozos de máquinas viejas y en desuso se los llama chatarra espacial.
En la actualidad hay millones de trozos de chatarra espacial girando alrededor de la Tierra. La mayoría de esos restos es muy pequeño, pero hay unos 500,000 trozos que alcanzan o superan el tamaño de una canica. Estos trozos de chatarra espacial pueden viajar a hasta 17,500 millas por hora. Es decir, ¡30 veces más rápido que un avión! La chatarra espacial puede viajar a una velocidad tal que incluso un pequeño resto de pintura puede causar daños graves si choca contra otro objeto.
El gobierno estadounidense colabora con científicos de la NASA para seguir el rastro de la chatarra espacial que alcanza o supera el tamaño de una bola de softball. Juntos crean modelos computarizados para ver dónde se encontrará un trozo de chatarra espacial en un momento determinado. Así, pueden planificar rutas para las naves espaciales de modo que no se produzcan choques con otros objetos en el espacio.
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Photo Credit: JSC/NASA